“Mis libros, mi obra…El carácter grotesco
de esos posesivos.
Todo se pervirtió el día que
la literatura
dejó de ser anónima. La
decadencia se remon-
ta al primer autor.”
E.M. Cioran
ESE MALDITO YO
Antes regresábamos
y el regreso era un columpio,
no usábamos muerte alguna para volver a nacer.
Había un niño imprevisto
de pestañas entumecidas, y
porque yo recuerdo otra vida detrás de ésta que llora sobre mi cabeza
alguna cosa así como un ombligo de cuando nadie sabía el
secreto de los ombligos
y éramos seres ligados a la sed, diré sin decir como el
mar
que sé de los naufragios, de las botellas colgando en el
suelo del tiempo
arenales de versos sin retina, poemas de penúltimo
suspiro bellamente y, por anónimos,
sólo alma, tocados por ese infinito donde nunca llueve y
nunca es siempre
porque nadie sucede
allí para desear saber el secreto de los
ombligos y, en donde yo,
que ni tan sólo existo, recuerdo meteoros, hiperespacios,
duermevelas, lenguajes sin dueño,
ensayos para hacer el amor, mareas, y mundos, y todos los
ojos resbalando desnudos
por mis ramas hechas de nada en busca del paraíso perdido.
EL POETA
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