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jueves, 5 de junio de 2014

A veces, José Agustín Goytisolo

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A veces
alguien te sonríe tímidamente en un supermercado
       alguien te da un pañuelo
       alguien te pregunta con pasión qué día es hoy en la
             sala de espera del dentista
       alguien mira a tu amante o a tu hombre con envidia
       alguien oye tu nombre y se pone a llorar

A veces
       encuentras en las páginas de un libro una vieja foto
             de la persona que amas y eso te da un tremendo
             escalofrío
       vuelas sobre el Atlántico a más de mil kilómetros
             por hora y piensas en sus ojos y en su pelo
estás en una celda mal iluminada y te acuerdas de un
             día luminoso
       tocas un pie y te enervas como una quinceañera
       regalas un sombrero y empiezas a dar gritos.
A veces
       una muchacha canta y estás trsite y la quieres
       un ingeniero agrónomo te saca de quicio
       una sirena te hace pensar en un bombero o en un
             equilibrista
       una muñeca rusa te incita a levantarle las faldas a tu
             prima
       un viejo pantalón te hace desear con furia y con
             dulzura a tu marido
A veces
       explican por la radio una historia ridícula y recuer-
             das a un hombre que en vida fue tu amigo
       disparan contra ti sin acertar y huyes pensando en
             tu mujer y en tu hija
       ordenan que hagáis esto o aquello y enseguida te
             de quien no hace ni caso
       hablan del tiempo y sueñas en una chica egipcia
       apagan las luces de la sala y ya buscas la mano de tu
             amigo.
A veces
       esperando en un bar a que ella vuelva escribes un
             poema en una servilleta de papel muy fino
       hablan en catalán y quisieras de gozo o lo que sea
             morder a tu vecina
       subes una escalera y piensas que sería bonito que el
             chico que te gusta te violara antes del cuarto
             piso
       repican las campanas y amas al campanero o al cura
             o a Dios si es que existiera
       miras a quien te mira y quisieras tener el poder ne-
             cesario o para ordenar que en ese mismo instante
             se detuvieran todos los relojes del mundo.
A veces
       sólo a veces gran amor.

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